
«Quiero bravas, callos, caracoles, dos jarritas de cerveza, y tres vermús con mucho seltz»
La musiquilla de los camareros del bar yendo y viniendo era el día a día en los veranos de Juana Madrid. No era sencillo sacársela de la cabeza cuando iba a dormir, y cogía el sueño pensando lo divertido que resultaba ver ese trasiego constante de bandejas, vasos, raciones, y comandas cantadas, y los enfados que se cogía su padre cuando el chico nuevo no tiraba bien las cañas…
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